A Málaga, a pasear por sus calles, a disfrutar de su luz y de su historia, me fui con Fran y Yanira. Siempre ofrezco a las parejas el realizar un reportaje posterior a la boda, donde los nervios de ese gran día se han diluido y surge la espontaneidad. Yanira es malagueña, aunque gran parte de su vida la ha pasado en Martos, donde conoció a Fran, así que Málaga tenía que estar presente en las fotos que atestigüen para siempre el amor que se tienen. En Granada nos conocimos y fueron limando los nervios y el miedo a la cámara, semanas antes de su boda, donde ya no eran clientes, y si amigos, y unas semanas después en Málaga, las fotos surgían sin más. Y en las tres sesiones ha sido un placer trabajar con esta gran pareja. Además ellos han tenido la suerte de haber contado en las tres sesiones con mi cámara y la cámara de mi compañera Gracia, con lo cual el resultado ha sido doblemente satisfactorio.
Siempre es un placer pasear por Málaga. Refrescarse con su brisa impregnada en salitre que te acompaña por sus callecitas, por su «manquita» y te transporta a tiempos pasados en su teatro romano y Alcazaba. No pisamos la playa para hacer fotos. No hacía falta. Málaga es mucho más que eso.
Son las 23:40. Suena bajito «No hay prisa por llegar», uno de los temas del nuevo disco de Lapido «El alma dormida». Una vez más, que sean las fotos las que hablen.
