Amaneció un sábado de abril cargado de agua, de nubes, de frío. Amaneció el gran día de Sandra y Cristian. Amaneció en Martos, el pueblo que los vió nacer, crecer y enamorarse. Al agua de la lluvia se le unió el agua de las lágrimas que brotaban de la felicidad y emoción de ese día, al frío se le combatió con el calor de sus miradas. Sandra y Cristian, una bella pareja que no perdieron en ningún momento esas sonrisas que iluminaron su gran día. El día de su boda marteña. Pero me quedaré con las miradas cargadas de verdadero amor que el padre de Sandra le regalaba a su hija a cada momento. Fue una preciosa boda. Fue una boda marteña con la que no pudo el mal tiempo, porque en un día como ese, sólo hay dos protagonistas.
Como siempre, fue un placer haber estado acompañado de mi infatigable compañera de trabajo Gracia, los reportajes llevan mucho de su gran profesionalidad. También fue un verdadero placer haber trabajado codo con codo con el compañero Pedro, de Pedro CH Vídeo. Fue la primera boda en la que coincidíamos y todo fluyó a la perfección. Hasta otra compañero. Y no se me puede olvidar dar las gracias a Olga, de «Entrehiedra». Magnífico trato en nuestra primera boda en ese espectacular lugar de celebraciones. Pronto nos volveremos a ver por ese precioso salón de celebraciones.
Y nada más. Os dejo con lo importante. Con sus fotografías. Suena «El roce de tu cuerpo» de Platero y Tú mientras se terminan de exportar las más de mil fotos de la boda.