Ha sido el primer bautizo que he realizado, y además atípico, en cuanto a la edad de los que iban a recibir el bautismo, cosa que al final hizo de la ceremonia algo divertido. Todos estamos acostumbrados a los bautizos de bebés con poquitos meses, en los que sólo se oye al cura y como mucho el llanto del bebé. Aquí fue un derroche de simpatía y grandes momentos para recordar. Desde el cura a los bautizados, Laura y David. Gracias a mi cuñada Raquel, por hacerme partícipe de ese momento. Espero que las fotos estén a la altura y capten lo vivido en ese día. Seguro que los familiares no olvidarán lo del «diablo en el hombro». Fue memorable.