Por fin pudo ser. Ya habíamos intentado realizar la sesión de postboda previamente, pero la meteorología nos lo impidió, así que en cuanto el sol volvió a lucir y las lluvias se retiraron aprovechamos el día. Un magnífico paseo por la laguna de Padul con Julio y Bea. Naturaleza en estado puro y unas cuantas picaduras de mosquito. El resto lo podéis ver en este resumen. Creo que mereció la pena. Al menos nos divertimos bastante.